Desde temprana edad, mi curiosidad por conocer el origen de nuestra existencia y nuestra misión en este mundo me llevó por caminos inusuales para una adolescente. Devoraba libros fuera de lo común y asistía a cursos que desafiaban la norma. En el año 2000, junto a una amiga mexicana, emprendí un viaje hacia el conocimiento, ofreciendo cursos de crecimiento personal en línea.

El 2002 marcó otro hito en mi vida: me casé. Sin embargo, al año siguiente, la enfermedad me acechó. Los médicos no encontraban explicación y las respuestas se volvían difusas. Desesperada por recuperar mi salud, acudí terapias alternativas. Las flores de Bach me brindaron alivio, pero seguía incompleta.

Fue en noviembre del 2005 cuando todo cambió. Asistí a un taller de Constelaciones Familiares, una práctica desconocida en el Perú por entonces. Marianne Franke Drish y Tiuu Bolzmann, facilitadoras del taller, cambiaron mi vida en apenas 30 minutos. Después de tres años de lucha, las constelaciones me sanaron.

Desde ese momento, las Constelaciones Familiares se convirtieron en mi guía, marcando un nuevo rumbo en mi vida.